1027-ESCUELA FLAMENCA. S. XVII

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120.000 €
Fecha de subasta: 5 de julio de 2017, 0:00:00
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1027-ESCUELA FLAMENCA. S. XVII
Retrato de María de Médici, Reina de Francia
Óleo sobre lienzo.
Medidas: 220 x 127 cm.

Procedencia:
Colección Marqués de Leganés; Colección Condes de Altamira; Colección Duques de Baena; Colección Duques de Osuna; Colección Marqués de Asprillas; Colección Condesa de Melgar; de ahí por sucesión hasta los actuales propietarios.

Bibliografía:
-Dubost, Jean-François, Marie de Médicis. La reina dévoilée, París, 2011.
-Bassani Pacht, Paola, Marie de Medicis : Un Gouvernement Par les Arts, París, 2003.
-Pérez Preciado, José Juan, El Marqués de Leganés y las Artes, Universidad Complutense de Madrid, 2009, tesis doctoral inédita.


Salida: 120.000,00 Euros. (19.966.320 Ptas.)





Hija de Francisco I de Médici, Gran Duque de Toscana, y de Juana de Habsburgo-Jagellón, Archiduquesa de Austria, María de Médici (Florencia, 1575 - Colonia, 1642) se convirtió en reina consorte de Francia y de Navarra a través de su matrimonio con el rey Enrique IV y en reina regente desde la muerte del soberano francés hasta la mayoría de edad de su hijo, el futuro Luis XIII, en el periodo comprendido entre los años 1610 y 1617. Al margen de todo tipo de maniobras políticas en las que la reina tomó parte y que acabaron con su exilio por orden de su propio hijo, fue una gran coleccionista y una de las grandes mecenas de su época, adjudicando encargos a pintores como: Frans Pourbus el Joven, Nicolás Poussin, Philippe de Champaigne, Guido Reni, Anton van Dyck o Pedro Pablo Rubens a quien encargó los dos grandes ciclos alegóricos sobre su vida y la de su difunto esposo para decorar las dos alas del primer piso del Palacio de Luxemburgo que ella misma había mandado construir.

El lienzo que aquí presentamos muestra a María de Médici con un aspecto juvenil alejado de sus últimas representaciones en las que su rostro se muestra más recio. Este hecho permite apreciar un gran parecido físico con algunos retratos de su hija Isabel de Borbón, que se convertiría en reina de España tras su casamiento con Felipe IV. En sus rasgos físicos destacan los cabellos finamente rizados, el óvalo del rostro, los ojos color avellana, sus carnaciones pálidas y una frente despejada; elementos todos ellos que, unidos a la pose altiva, confieren a la retratada un aire de nobleza y majestad. El fondo neutro del cuadro destaca mucho más la figura de la Reina que aparece junto a una columna, atributo tradicional de la fortaleza, captando perfectamente el poder político que todavía poseía en aquel momento. Representada de cuerpo entero viste de luto y porta un vestido de seda negra con conque; especie de cuello-capa de los vestidos femeninos, de moda a comienzos del siglo XVII, que se elaboraba con materiales muy finos e iba montado sobre alambres que se elevaban en la espalda por encima de los hombros sirviendo de marco al rostro. El enorme cuello de puntas blancas, a juego con las mangas, también potencia este efecto, contribuyendo a crear una imagen de empaque y distinción, que se completa con el collar y los pendientes de perlas con forma de pera que tanto le gustaban. Completan la decoración del vestido una flor negra y una roja cerrando el escote y un tocado con sencillo ramillete floral.

No cabe duda que, a la hora de configurar la imagen, el autor de la obra tuvo en cuenta los retratos de la Reina viuda realizados por Frans Pourbus el Joven, pero la ejecución de la misma debe situarse en un momento posterior, posiblemente en la década de los veinte, ya que la composición está impregnada de cierto aire vandyckiano. Su identificación en testamentarias e inventarios de diferentes colecciones nobiliarias tampoco ha permitido arrojar luz sobre la autoría de esta magnífica y enigmática obra ya que en todas aparece reseñada como de escuela flamenca. Su localización más antigua es la que figura en el asiento número 485 del inventario post mortem de XV Conde de Altamira, Vicente Joaquín Ossorio de Moscoso (AHN, Nobleza, Baena, Cª 291); un número que todavía puede contemplarse pintado en el ángulo inferior izquierdo del lienzo. No obstante, su presencia en esta colección, heredera de la del Marqués de Leganés, nos lleva a pensar que fuese éste su primer propietario ya que, además de haber conocido personalmente a María de Médici en sus misiones diplomáticas, era un gran coleccionista que poseía una notable galería de retratos de personajes de las principales cortes europeas; muchos de ellos estrechamente relacionados con el entorno de la reina francesa en París y posteriormente en Bruselas. De ser así, el Marqués de Leganés debió de obtener esta pintura hacia 1634, cuando viajó por última vez a los Países Bajos.

1027-ESCUELA FLAMENCA. S. XVII
Retrato de María de Médici, Reina de Francia
Óleo sobre lienzo.
Medidas: 220 x 127 cm.

Procedencia:
Colección Marqués de Leganés; Colección Condes de Altamira; Colección Duques de Baena; Colección Duques de Osuna; Colección Marqués de Asprillas; Colección Condesa de Melgar; de ahí por sucesión hasta los actuales propietarios.

Bibliografía:
-Dubost, Jean-François, Marie de Médicis. La reina dévoilée, París, 2011.
-Bassani Pacht, Paola, Marie de Medicis : Un Gouvernement Par les Arts, París, 2003.
-Pérez Preciado, José Juan, El Marqués de Leganés y las Artes, Universidad Complutense de Madrid, 2009, tesis doctoral inédita.


Salida: 120.000,00 Euros. (19.966.320 Ptas.)





Hija de Francisco I de Médici, Gran Duque de Toscana, y de Juana de Habsburgo-Jagellón, Archiduquesa de Austria, María de Médici (Florencia, 1575 - Colonia, 1642) se convirtió en reina consorte de Francia y de Navarra a través de su matrimonio con el rey Enrique IV y en reina regente desde la muerte del soberano francés hasta la mayoría de edad de su hijo, el futuro Luis XIII, en el periodo comprendido entre los años 1610 y 1617. Al margen de todo tipo de maniobras políticas en las que la reina tomó parte y que acabaron con su exilio por orden de su propio hijo, fue una gran coleccionista y una de las grandes mecenas de su época, adjudicando encargos a pintores como: Frans Pourbus el Joven, Nicolás Poussin, Philippe de Champaigne, Guido Reni, Anton van Dyck o Pedro Pablo Rubens a quien encargó los dos grandes ciclos alegóricos sobre su vida y la de su difunto esposo para decorar las dos alas del primer piso del Palacio de Luxemburgo que ella misma había mandado construir.

El lienzo que aquí presentamos muestra a María de Médici con un aspecto juvenil alejado de sus últimas representaciones en las que su rostro se muestra más recio. Este hecho permite apreciar un gran parecido físico con algunos retratos de su hija Isabel de Borbón, que se convertiría en reina de España tras su casamiento con Felipe IV. En sus rasgos físicos destacan los cabellos finamente rizados, el óvalo del rostro, los ojos color avellana, sus carnaciones pálidas y una frente despejada; elementos todos ellos que, unidos a la pose altiva, confieren a la retratada un aire de nobleza y majestad. El fondo neutro del cuadro destaca mucho más la figura de la Reina que aparece junto a una columna, atributo tradicional de la fortaleza, captando perfectamente el poder político que todavía poseía en aquel momento. Representada de cuerpo entero viste de luto y porta un vestido de seda negra con conque; especie de cuello-capa de los vestidos femeninos, de moda a comienzos del siglo XVII, que se elaboraba con materiales muy finos e iba montado sobre alambres que se elevaban en la espalda por encima de los hombros sirviendo de marco al rostro. El enorme cuello de puntas blancas, a juego con las mangas, también potencia este efecto, contribuyendo a crear una imagen de empaque y distinción, que se completa con el collar y los pendientes de perlas con forma de pera que tanto le gustaban. Completan la decoración del vestido una flor negra y una roja cerrando el escote y un tocado con sencillo ramillete floral.

No cabe duda que, a la hora de configurar la imagen, el autor de la obra tuvo en cuenta los retratos de la Reina viuda realizados por Frans Pourbus el Joven, pero la ejecución de la misma debe situarse en un momento posterior, posiblemente en la década de los veinte, ya que la composición está impregnada de cierto aire vandyckiano. Su identificación en testamentarias e inventarios de diferentes colecciones nobiliarias tampoco ha permitido arrojar luz sobre la autoría de esta magnífica y enigmática obra ya que en todas aparece reseñada como de escuela flamenca. Su localización más antigua es la que figura en el asiento número 485 del inventario post mortem de XV Conde de Altamira, Vicente Joaquín Ossorio de Moscoso (AHN, Nobleza, Baena, Cª 291); un número que todavía puede contemplarse pintado en el ángulo inferior izquierdo del lienzo. No obstante, su presencia en esta colección, heredera de la del Marqués de Leganés, nos lleva a pensar que fuese éste su primer propietario ya que, además de haber conocido personalmente a María de Médici en sus misiones diplomáticas, era un gran coleccionista que poseía una notable galería de retratos de personajes de las principales cortes europeas; muchos de ellos estrechamente relacionados con el entorno de la reina francesa en París y posteriormente en Bruselas. De ser así, el Marqués de Leganés debió de obtener esta pintura hacia 1634, cuando viajó por última vez a los Países Bajos.

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Fecha subasta 2017-07-05 00:00:00
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